Recientemente tuve la oportunidad de asistir a las XIII Jornadas de Educación de FELGTBI+, un evento que se ha convertido en un referente esencial para quienes estamos comprometidos con una educación inclusiva y diversa. Estas jornadas nos ofrecen una visión renovada y necesaria sobre cómo abordar la diversidad en el aula, especialmente en lo que respecta a la comunidad LGTBI+.
Una de las ponencias más impactantes fue la de Olga, quien nos habló sobre la importancia de educar con referentes transinclusivos tanto dentro como fuera del aula. Esto me recordó a las palabras de Roberta Marrero, quien expresó lo significativo que es para las personas trans ver que no están solas en su experiencia. Esta es una idea fundamental: la representación importa y tiene un impacto directo en la vida de nuestros estudiantes.
Otro aspecto destacado de las jornadas fue la presentación de María Rodríguez Mazaneque, quien nos ofreció una síntesis de investigaciones actuales y nos recordó la importancia de contar con recursos educativos inclusivos. La web de la FELGTB, por ejemplo, es un tesoro de materiales y guías que pueden apoyar nuestra labor educativa.
Los datos presentados en las jornadas nos muestran una realidad ineludible: la transfobia sigue siendo un problema grave en nuestros centros educativos. Muchos jóvenes trans sufren insultos, acoso, amenazas e incluso agresiones físicas. Esto lleva a un abandono educativo temprano en esta población, lo que subraya la urgencia de abordar estos problemas de manera efectiva.
En este contexto, la LOMLOE y la ley 4/2023 se presentan como avances legislativos significativos, especialmente en lo que respecta a la educación afectivo-sexual y la inclusión del colectivo trans. Sin embargo, las leyes son solo un punto de partida; la verdadera transformación ocurre en el aula.
Alejandro Alder nos habló sobre la salud mental y emocional dentro de los sistemas familiares LGTBIQ+. La educación no solo se trata de transmitir conocimientos, sino también de fomentar el bienestar emocional y psicológico de nuestros estudiantes. Este es un aspecto crítico, especialmente en el trabajo con jóvenes LGTBIQ+, que a menudo enfrentan desafíos adicionales debido a la discriminación y la incomprensión.
Las jornadas también abordaron la importancia de protocolos y políticas claras en los centros educativos para apoyar al colectivo trans. La creación de estos protocolos no solo es un mandato legal, sino también una necesidad ética y pedagógica. Estos deben ser breves, claros y abarcar aspectos como el acoso, la discriminación y el odio.
Pero más allá de las políticas y los protocolos, lo que realmente importa es cómo nosotros, como docentes, nos presentamos en el aula. La principal herramienta educativa que tenemos es nosotros mismos: nuestras actitudes, nuestro conocimiento y nuestra capacidad de empatizar y apoyar a nuestros estudiantes.
Las Pedagogías Queer también tuvieron un lugar destacado en las jornadas. Estas pedagogías buscan cuestionar y subvertir las normas de género y sexualidad, ofreciendo una forma más inclusiva y crítica de educar. Esto implica no solo enseñar sobre la diversidad, sino también practicarla y vivirla en nuestras aulas.
Finalmente, las jornadas nos recordaron la importancia de crear espacios seguros y acogedores en nuestras aulas, donde todos los estudiantes, independientemente de su identidad de género o su orientación sexual, puedan sentirse valorados y respetados. Esto implica un compromiso constante con la formación y la actualización, así como la voluntad de escuchar y aprender de nuestros estudiantes.
En resumen, las XIII Jornadas de Educación de FELGTBI+ han sido un espacio de aprendizaje y reflexión invaluable. Nos han mostrado la importancia de educar en y para la diversidad, no solo como un deber ético sino como una necesidad pedagógica. Como docentes, tenemos la responsabilidad de crear entornos educativos que celebren la diversidad y fomenten la inclusión, asegurando que cada estudiante tenga la oportunidad de aprender y crecer en un ambiente de respeto y aceptación.