En el seminario de Aprendizaje Cooperativo que disfrutamos con Charly Gonzalez, exploramos muchas estrategias útiles para el aula. Pero hubo un material que me impactó especialmente y que quiero compartir aquí. Es un vídeo del año 2019 que muestra una competición de regatas. En mitad de la carrera, a una de las regatistas se le rompe el remo, y lo que ocurre a continuación es una lección de vida.

Mientras ves el vídeo, quiero que te detengas a pensar: ¿cómo reaccionarías tú si fueras parte de ese equipo? ¿Cuál sería tu prioridad? Aquí es donde se hace visible la esencia del aprendizaje cooperativo: no importa quién cruza la meta primero, sino cómo el grupo trabaja junto para superar los obstáculos.

¿Qué podemos aprender de esta historia?
En un aula, un equipo de estudiantes no es tan distinto a una tripulación en una regata. Todos remamos hacia un objetivo común: el aprendizaje. Pero, como en el vídeo, siempre hay imprevistos. Habrá personas que necesiten más ayuda en ciertos momentos y otras que tendrán que liderar o ceder para que el grupo avance.

El aprendizaje cooperativo nos enseña que cada integrante es esencial y que, incluso cuando uno enfrenta dificultades, el grupo puede fortalecerse al apoyarle. Esto no solo mejora los resultados académicos, sino que también fomenta habilidades sociales cruciales, como la empatía, la comunicación y la resolución de conflictos.

Preguntas para reflexionar:
1. ¿Qué actitudes viste en el equipo que ayudaron a superar la situación inesperada?
2. ¿Cómo podemos aplicar esa actitud en un aula o en nuestra vida diaria?
3. ¿Crees que formar parte de un grupo puede ayudar a lograr metas que, individualmente, serían más difíciles? ¿Por qué?

La próxima vez que trabajes en equipo, recuerda que, como en esa regata, no se trata de quién tiene el remo más fuerte, sino de cómo todas y todos contribuyen para llegar juntos a la meta. ¡A remar!

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Última Actualización: enero 28, 2025